Lectura comentada del libro del Génesis Caps. 1-3
Conferencia del P. Horacio Bojorge en las Primeras Jornadas Marplatenses por la vida y la Familia,
Mar del Plata mayo 2011
viernes, 25 de noviembre de 2011
miércoles, 23 de noviembre de 2011
PADRE MIGUEL AGUSTIN PRO - MARTIR DE CRISTO + 23 NOVIEMBRE
http://www.youtube.com/watch?v=_rhNoI19fWY&feature=related
sábado, 19 de noviembre de 2011
ECLIPSE DE LA CONCIENCIA MORAL
Por el Prof. Dr. Abelardo Pithod
Benedicto XVI ha hablado en varias ocasiones del actual oscurecimiento de la conciencia moral. Hay una creciente dificultad para discernir entre lo justo o injusto, lo verdadero y lo falso, lo natural de lo antinatural. El fenómeno no presenta distingos entre clases sociales, sean altas, medias o bajas, si no solo matices. El aumento de la inseguridad es un síntoma alarmante del eclipse moral. De crímenes terribles nos enteramos todos los días. Crece el número de ancianos que son salvamente agredidos para robarlos. Pero el Papa no parece referirse a estos crímenes cuando habla del oscurecimiento de la conciencia moral, se refiere al eclipse de la conciencia en el hombre común y en la vida corriente.
Frente a esta circunstancia debemos preguntarnos cómo hacer para recuperar una conciencia moral recta. Habitualmente ésta se adquiere con la buena educación y las influencias que recibimos desde niños. Al llegar a adultos siguen siendo relevantes los condicionamientos sociales, aquello que se justifica o tolera socialmente porque es lo que está “instalado”.
Por cierto que el eclipse moral en la actualidad está forjado de todos estos elementos, pero tiene sus rasgos propios. Uno muy importante es el relativismo
Benedicto XVI ha hablado en varias ocasiones del actual oscurecimiento de la conciencia moral. Hay una creciente dificultad para discernir entre lo justo o injusto, lo verdadero y lo falso, lo natural de lo antinatural. El fenómeno no presenta distingos entre clases sociales, sean altas, medias o bajas, si no solo matices. El aumento de la inseguridad es un síntoma alarmante del eclipse moral. De crímenes terribles nos enteramos todos los días. Crece el número de ancianos que son salvamente agredidos para robarlos. Pero el Papa no parece referirse a estos crímenes cuando habla del oscurecimiento de la conciencia moral, se refiere al eclipse de la conciencia en el hombre común y en la vida corriente.
Frente a esta circunstancia debemos preguntarnos cómo hacer para recuperar una conciencia moral recta. Habitualmente ésta se adquiere con la buena educación y las influencias que recibimos desde niños. Al llegar a adultos siguen siendo relevantes los condicionamientos sociales, aquello que se justifica o tolera socialmente porque es lo que está “instalado”.
Por cierto que el eclipse moral en la actualidad está forjado de todos estos elementos, pero tiene sus rasgos propios. Uno muy importante es el relativismo
como ideología prevalente. Es la convicción de que no hay nada estable en la condición humana, que no hay propiamente una naturaleza humana.
El Papa advierte, además, que el actual eclipse de la moralidad tiene atenuantes, es decir que hay factores que nublan la capacidad de discernir de mucha gente respecto de lo que se encuadra dentro de ley natural, o sea lo que está o no permitido. El eclipse se observa en la creciente actitud favorable ante prácticas como la homosexualidad, la anticoncepción, el aborto, la eutanasia, la manipulación genética, etc.
El eclipse moral es notorio también en la aceptación de comportamientos como mentir, estafar, hurtar, y tantos otros, que parecieran haber dejado de ser reprobables. Estamos inmersos en un mundo en el que la corrupción pública, en todas sus modalidades, no tiene sanción, ni siquiera provoca escándalo. En nuestro país causa poca repulsa el dinero mal habido, al contrario, mucha gente, en el fondo, lo envidia. La corrupción de las costumbres es considerada de manera benevolente por las masas. La clase media, seguramente la más normativa, acepta cualquier espectáculo en los medios de comunicación, de la frivolidad a la pornografía. La desvergüenza ha ido en aumento desde la época en que Santos Discépolo escribiera su tango Cambalache, a mediados de la década del 30. Todo lo cual es indicativo del proceso sufrido por la sociedad occidental en general y en la nuestra en particular, es decir del eclipse de la conciencia moral.
Lo que señalamos no es para nada intrascendente, ni se debe solo a pacata beatería. La caída del Imperio romano tuvo múltiples causas, pero una fue sin duda la disolución de las costumbres. La consecuencia es que no hay manera de que rija una mínima convivencia social, esa amistad cívica de la que hablaba Aristóteles, en una sociedad disoluta. El eclipse de la conciencia no trae solo males morales individuales, sino sociales, y es la sociedad la que plasma a las nuevas generaciones. No hay “hominización” fuera de esa matriz. Y esa matriz comienza su labor plasmadora desde la primera infancia y son los padres los encargados de iniciarla.
El Papa advierte, además, que el actual eclipse de la moralidad tiene atenuantes, es decir que hay factores que nublan la capacidad de discernir de mucha gente respecto de lo que se encuadra dentro de ley natural, o sea lo que está o no permitido. El eclipse se observa en la creciente actitud favorable ante prácticas como la homosexualidad, la anticoncepción, el aborto, la eutanasia, la manipulación genética, etc.
El eclipse moral es notorio también en la aceptación de comportamientos como mentir, estafar, hurtar, y tantos otros, que parecieran haber dejado de ser reprobables. Estamos inmersos en un mundo en el que la corrupción pública, en todas sus modalidades, no tiene sanción, ni siquiera provoca escándalo. En nuestro país causa poca repulsa el dinero mal habido, al contrario, mucha gente, en el fondo, lo envidia. La corrupción de las costumbres es considerada de manera benevolente por las masas. La clase media, seguramente la más normativa, acepta cualquier espectáculo en los medios de comunicación, de la frivolidad a la pornografía. La desvergüenza ha ido en aumento desde la época en que Santos Discépolo escribiera su tango Cambalache, a mediados de la década del 30. Todo lo cual es indicativo del proceso sufrido por la sociedad occidental en general y en la nuestra en particular, es decir del eclipse de la conciencia moral.
Lo que señalamos no es para nada intrascendente, ni se debe solo a pacata beatería. La caída del Imperio romano tuvo múltiples causas, pero una fue sin duda la disolución de las costumbres. La consecuencia es que no hay manera de que rija una mínima convivencia social, esa amistad cívica de la que hablaba Aristóteles, en una sociedad disoluta. El eclipse de la conciencia no trae solo males morales individuales, sino sociales, y es la sociedad la que plasma a las nuevas generaciones. No hay “hominización” fuera de esa matriz. Y esa matriz comienza su labor plasmadora desde la primera infancia y son los padres los encargados de iniciarla.
lunes, 14 de noviembre de 2011
JACQUES BREL: Quand on a que l'amour
JACQUES BREL - QUAND ON A QUE L'AMOUR
Esta canción expresa la experiencia del amor humano como experiencia de plenitud de la experiencia humana. Muestra al hombre creado para amar, a imagen y semejanza de Dios, y que el amor humano es un destello divino en el corazón del ser humano.
El drama del amor es que está herido por el pecado original. Y estando destinado a amar, el ser humano sin embargo, misteriosamente, o decae del amor, o no logra alcanzar sus cimas.
http://www.youtube.com/watch?v=M3fpCztWWug&feature=related
Texto
Esta canción expresa la experiencia del amor humano como experiencia de plenitud de la experiencia humana. Muestra al hombre creado para amar, a imagen y semejanza de Dios, y que el amor humano es un destello divino en el corazón del ser humano.
El drama del amor es que está herido por el pecado original. Y estando destinado a amar, el ser humano sin embargo, misteriosamente, o decae del amor, o no logra alcanzar sus cimas.
http://www.youtube.com/watch?v=M3fpCztWWug&feature=related
Texto
viernes, 11 de noviembre de 2011
CONSEJOS A LAS ESPOSAS - San José Ma. Escrivá de Balaguer (3ª de 3)

¡Que tenéis la culpa las mujeres! La felicidad depende de vosotras. Sois medio ángeles; pero la otra mitad, a veces…Yo querría que la otra mitad sea mujer. Ángel y mujer.
Como ángeles, lleváis el marido a Dios, le hacéis más piadoso, más cristiano, le endulzáis la vida.
Como mujeres, tenéis pillería humana y no lo mortificáis; os lo ganáis por el corazón, un poco por
el estómago…Y además no le ponéis la cabeza como un bombo. Si veis que a vuestra madre la llama
suegra, pues procuráis con picardía que la llame mamá. Y ya está. ¡Arreglado el asunto!
¡Si podéis lograr todo! ¡Si conseguís lo que os proponéis con dos mimos afectuosos! (…).
Vosotras, como sabéis conceder, disculpar, y no echar leña al fuego, hacéis lo que os da la gana.
La mayor parte de los enredos familiares proceden de vosotras.
O porque tenéis un caratteraccio,
Como dicen los italianos, un carácter brusco.
O porque sois descuidadas. Pero, Señor, ¿cómo va a ir vuestro marido si estáis desarregladas…? ¡Un poquito de apaño!¡Si el marido está encantado de que os pongáis guapas para él! Y tenéis obligación. Sois suyas.Y él entonces se conservará fuerte y limpio para vosotras, porque es vuestro
(…) Hijas mías, no le echéis la culpa a nadie: ni al tiempo, ni a las habladurías, ni a las malas
propagandas, ni a la vecina… ¡Sois vosotras que os abandonáis! Estad en el frente, en el frente del
cariño, con todas las almas.Que me decís: ya es mío, ya lo he conquistado, ya está. ¡No! Ahora lo
tienes que retener, y él a vosotras. Y entonces se organiza una buena, buena, buena, porque os
queréis mucho. De modo que a ese medio ángel y a esa media mujer que sois, lo quiero yo actuando,
con toda la gran picardía sobrenatural y humana, para que vuestra casa sea feliz, un remanso de paz.
Escrivá de Balaguer
Teatro Coliseo (Buenos Aires), 23-VI-1974
Como dicen los italianos, un carácter brusco.
O porque sois descuidadas. Pero, Señor, ¿cómo va a ir vuestro marido si estáis desarregladas…? ¡Un poquito de apaño!¡Si el marido está encantado de que os pongáis guapas para él! Y tenéis obligación. Sois suyas.Y él entonces se conservará fuerte y limpio para vosotras, porque es vuestro
(…) Hijas mías, no le echéis la culpa a nadie: ni al tiempo, ni a las habladurías, ni a las malas
propagandas, ni a la vecina… ¡Sois vosotras que os abandonáis! Estad en el frente, en el frente del
cariño, con todas las almas.Que me decís: ya es mío, ya lo he conquistado, ya está. ¡No! Ahora lo
tienes que retener, y él a vosotras. Y entonces se organiza una buena, buena, buena, porque os
queréis mucho. De modo que a ese medio ángel y a esa media mujer que sois, lo quiero yo actuando,
con toda la gran picardía sobrenatural y humana, para que vuestra casa sea feliz, un remanso de paz.
Escrivá de Balaguer
Teatro Coliseo (Buenos Aires), 23-VI-1974
viernes, 4 de noviembre de 2011
CONSEJOS A LAS ESPOSAS - San José Ma. Escrivá de Balaguer (2 de 3)
EL ENEMIGO DE LA FIDELIDAD CONYUGAL
Pregunta: Vemos con mucha pena que cada día aumenta el número de matrimonios que se separan. Inclusive, matrimonios de personas muy católicas, aparentemente. ¿Cómo podemos hacer entender a la gente que la verdadera felicidad va unida a la fidelidad y al valor del matrimonio indisoluble?
Conozco una gente, unas personas, que procuran tener trato con Dios, y a eso le llaman fidelidad cuando pasan los años. Y les digo que se equivocan, porque no es sólo fidelidad sino felicidad. ¡Estamos de acuerdo!
En el matrimonio igual. Antes he echado la culpa a las mujeres… y son tan buenas que no han protestado. No es la culpa sólo vuestra, vamos a decir la verdad. Ellos también tienen lo suyo.
Ahora, que no me protesten ellos. Unos y otros, que os empeñáis en haceros desgraciados y que con un grano de arena de la playa hacéis una cordillera, un monte inmenso. ¿Por qué? Un matrimonio que comienza a reñir, a litigar… No tienen razón nunca el marido y la mujer para reñir.
El enemigo de la felicidad conyugal es la soberbia.
Pregunta: Vemos con mucha pena que cada día aumenta el número de matrimonios que se separan. Inclusive, matrimonios de personas muy católicas, aparentemente. ¿Cómo podemos hacer entender a la gente que la verdadera felicidad va unida a la fidelidad y al valor del matrimonio indisoluble?
Conozco una gente, unas personas, que procuran tener trato con Dios, y a eso le llaman fidelidad cuando pasan los años. Y les digo que se equivocan, porque no es sólo fidelidad sino felicidad. ¡Estamos de acuerdo!
En el matrimonio igual. Antes he echado la culpa a las mujeres… y son tan buenas que no han protestado. No es la culpa sólo vuestra, vamos a decir la verdad. Ellos también tienen lo suyo.
Ahora, que no me protesten ellos. Unos y otros, que os empeñáis en haceros desgraciados y que con un grano de arena de la playa hacéis una cordillera, un monte inmenso. ¿Por qué? Un matrimonio que comienza a reñir, a litigar… No tienen razón nunca el marido y la mujer para reñir.
El enemigo de la felicidad conyugal es la soberbia.
Un propósito firme: no reñir delante de los hijos.
Antes debe haber un propósito de no cegar las fuentes de la vida; dejar que el Señor mande las criaturas que quiera, y recibirlas con amor; son, cada una, una bendición de Dios. En la tierra mía,
que es casi la vuestra, dicen que cada hijo trae un pan debajo del brazo; no hay que apurarse…
No riñais delante de los hijos, porque los hijos toman partido por el padre o por la madre, y sufren;
ya comienzan a educarse de mala manera; ya comienzan a mirar con recelo, no sólo el amor, sino el hogar; ya se están preparando para un mal matrimonio, para una mala elección de estado.
Pero, ¿alguna vez podemos reñir, verdad?, me diréis. Y yo os contesto que sí, que alguna vez,… incluso conviene. Es una manifestación de amor…¡Pero poco…! ¡Y a solas!
¿Vais a dar el espectáculo de reñir delante de los hijos, o de los amigos, o de los vecinos, o de los parientes, como en una plaza pública? ¿Darse de golpes? ¡No! Decíos una palabra al oído y esperad
a la noche, ¡con calma! Y a la noche…, ¡a ver quién de los dos tiene la poca vergüenza de decirle al
otro que tiene razón! El que de los dos cree que tiene razón, es seguro que no la tiene, porque no tienen razón nunca ninguno de los dos…Pedíos perdón, daos un buen abrazo, acordaos de cuando os lo disteis la primera vez…, y amaos, que al Señor le agrada vuestro cariño. Veréis que no pasa nada.
Ella, que se cuide; ya lo he dicho; y él, que se cuide, que no se abandone. Él, que no haga el tonto y el gallito por ahí; y ella, que no sea simplona, que sepa conservar lo que es suyo. ¡Esto está claro!
Y si alguno no me ha entendido, es que no le hace falta; y si me ha entendido, es que le viene bien.
Escrivá de Balaguer
Parque Anhembi (Sao Paulo), 1-VI-1974
Antes debe haber un propósito de no cegar las fuentes de la vida; dejar que el Señor mande las criaturas que quiera, y recibirlas con amor; son, cada una, una bendición de Dios. En la tierra mía,
que es casi la vuestra, dicen que cada hijo trae un pan debajo del brazo; no hay que apurarse…
No riñais delante de los hijos, porque los hijos toman partido por el padre o por la madre, y sufren;
ya comienzan a educarse de mala manera; ya comienzan a mirar con recelo, no sólo el amor, sino el hogar; ya se están preparando para un mal matrimonio, para una mala elección de estado.
Pero, ¿alguna vez podemos reñir, verdad?, me diréis. Y yo os contesto que sí, que alguna vez,… incluso conviene. Es una manifestación de amor…¡Pero poco…! ¡Y a solas!
¿Vais a dar el espectáculo de reñir delante de los hijos, o de los amigos, o de los vecinos, o de los parientes, como en una plaza pública? ¿Darse de golpes? ¡No! Decíos una palabra al oído y esperad
a la noche, ¡con calma! Y a la noche…, ¡a ver quién de los dos tiene la poca vergüenza de decirle al
otro que tiene razón! El que de los dos cree que tiene razón, es seguro que no la tiene, porque no tienen razón nunca ninguno de los dos…Pedíos perdón, daos un buen abrazo, acordaos de cuando os lo disteis la primera vez…, y amaos, que al Señor le agrada vuestro cariño. Veréis que no pasa nada.
Ella, que se cuide; ya lo he dicho; y él, que se cuide, que no se abandone. Él, que no haga el tonto y el gallito por ahí; y ella, que no sea simplona, que sepa conservar lo que es suyo. ¡Esto está claro!
Y si alguno no me ha entendido, es que no le hace falta; y si me ha entendido, es que le viene bien.
Escrivá de Balaguer
Parque Anhembi (Sao Paulo), 1-VI-1974
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